22 LA PISCINA DE BETESDA-JERUSALEN
Hoy vamos a
entrar en la Ciudad Vieja por la puerta de San Esteban (o, como vemos en la
foto de arriba, de “los leones”) y después de 200 metros a mano derecha tenemos
el lugar del nacimiento de la Virgen María, custodiado por los Padres Blancos
franceses. Su preciosa iglesia de tiempo de los cruzados, posiblemente con una
de las mejores acústicas, no fue destruida por los árabes porque fue
transformada en escuela coránica.
En ese
lugar hay una piscina, muy cerca ya de la esplanada de las mezquitas, donde estuvo
el Templo judío y que posiblemente fuera empleada para lavar las pieles y la
sangre de los cientos de corderos sacrificados antes de su destrucción en el
año 70.
LEEMOS: (Jn, 5, 1-16)
CURACIÓN DEL PARALITICO DE
BETESDA
Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. [«que esperaban el movimiento de las aguas; pues el ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y se movía el agua y el primero que descendía a la piscina tras el movimiento de agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera».]
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».
Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
Jesús
les dijo: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
VIDEOS DEL LUGAR:
VIDEOS BIBLICOS: