17-JERICÓ
Josué conquista esta ciudad en el año 1200 a.C.
cuando lidera la entrada del pueblo de Israel a la Tierra Prometida, Canaán.
Algunas de las escenas evangélicas más conocidas
tienen de fondo esta ciudad: ¿os acordáis del buen samaritano que atendió a una
persona que bajaba de Jerusalén a Jericó?
¿O cuando se nos narra la curación de dos ciegos
por parte de Jesús?
¿Y de ese hombre rico, llamado Zaqueo, que
encuentra un tesoro mayor que su dinero y decide cambiar de vida?
Profundizaremos cómo Jesús se posiciona ante el
dinero.
Estamos en Palestina, su población es árabe y, en
su mayoría, musulmana. Así que, llevemos el pasaporte, y aprovechemos para
probar una de las delicias de la gastronomía: los dátiles.
CÓMO LLEGAR:
LEEMOS (San Lucas
19, 1-10) ZAQUEO
Entró en Jericó y cruzaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo,
que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no
podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó
corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y
cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja
pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y
le recibió con alegría.
Al verlo, todos
murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo,
puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los
pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más.»
Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la
salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abrahán, pues el Hijo del
hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido»
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(San Lucas 10, 25-37) BUEN SAMARITANO
Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer
para tener en herencia vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has
respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a
Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle,
se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un
sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por
aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó
junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas,
echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le
llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se
los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo
pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del
que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la
misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».
VIDEOS DEL LUGAR:
BELÉN Y JERICO, MONTE TENTACIONES
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ZAQUEO:
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