29 EL CENACULO
En el CENÁCULO Jesús se despidió de los suyos en la ÚLTIMA CENA dejándoles el ejemplo de servicio con el lavatorio de pies y quedándose para siempre con nosotros en el pan y en el vino.
Pero, a
veces, olvidamos que Él se quedó también de una manera muy especial: él nos
dijo que nos convenía que se fuera al Padre porque así vendría el Espíritu,
quien nos recordaría y daría nueva luz a todo lo que Él había hecho entre
nosotros.
No vivimos
lo mismo que Pedro, Juan, Santiago, Judas… pues no tenemos al Maestro (a Jesús)
de la misma manera. Pero que no sea igual, no significa que sea peor ¡El
Espíritu lleva haciendo maravillas desde siempre y sigue manteniendo a quienes
formamos la Iglesia! (Los Cristianos).
Acojamos el
Espíritu de Pentecostés que se nos ofrece y salgamos sin miedo y con una
sonrisa al servicio de todo el mundo.
Somos
libres y nadie nunca nos quitará la libertad de ser hijos de Dios.
En el fondo
de ti, donde eres habitad@ por Dios Padre, Hijo y Espíritu, eres inviolable,
eres sagrad@.
¿Quién
puede separarte del amor de Dios? ¡¡¡Nada ni nadie!!!
Bueno, sí,
tú mismo, tú misma cuando vives desconectad@ de Jesús.
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Esta
peregrinación habrá servido para mucho, si has conectado por dentro con quien
es tu Origen, Camino y Meta… JESÚS
El Espíritu
está dentro de ti. Y tú ya lo sabías, pero Tierra Santa te lo recuerda por
dentro.
Querido/a
peregrino/a, como dijo el Papa a los jóvenes en la Exhortación Christus Vivit:
¡ÉL VIVE Y TE QUIERE VIVO!
LUGAR 3D
LEEMOS (Hch. 2, 1-13)
Al cumplirse el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente, se produjo desde el cielo
un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa
donde se encontraban sentados.
Vieron aparecer unas lenguas, como
llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron
todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos
devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este
ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía
hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno
de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay
partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del
Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita
con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos;
también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de
Dios en nuestra propia lengua». Palabra de Dios
Secuencia de Pentecostés
Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
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CENÁCULO
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